Pese al gran descreimiento que hay alrededor de la enorme cantidad de figuras políticas, en este convulsionado año electoral una vez más a los argentinos nos tocará decidir el futuro del país.
«Los partidos políticos ya no existen más», «son todos unos chorros», «que devuelvan la que se levaron», suenan cada vez más entre las charlas políticas del día a día. El ciudadano de a pie, el de clase media y baja, pareciera estar curado de espanto en cuanto a las injusticias que se encuentran a la orden del día.
En un contexto nacional sumamente delicado, con profundas crisis sociales y económicas, nuestras voluntades vuelven a ser objetivo de gran cantidad de personajes con dudosos propósitos. Se hace difícil confiar después de tantas idas y vueltas, luego de tantos golpes bajos asestados a lo largo de la historia.
La carrera electoral ya comenzó el pasado fin de semana en La Pampa, donde el candidato a gobernador de Macri, Carlos MacAllister, perdió la interna ante el radical Daniel Kroneberger, y la lista de Cristina se impuso entre la interna justicialista en la ciudad de Santa Rosa.
En Santa Fe también tendremos comicios provinciales, y se hace urgente reflexionar y elegir a conciencia la opción en la que realmente confiemos. Informarse es un pilar fundamental en este intento diario por cambiar nuestra realidad. Conocer a los candidatos, sus propuestas; incluso su posición frente al debate del aborto se torna preciso dentro del contexto actual.
El mismo Jesús lloró por Jerusalén, por su patria y por su tierra:
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! Por eso, a ustedes la casa les quedará desierta. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!. (Mt. 23, 37-39)
Pidámosle al Señor que nos ilumine y nos llene de esperanza en este nuevo año que ya ha comenzado y que podamos asumir el compromiso que tenemos como ciudadanos, pensando siempre en el prójimo.
Nacho Pueyo