Yo creo en un niño pobre
que nació de noche en un establo,
arropado por el amor de sus padres
y la bondad de la gente más sencilla.
Yo creo en un hombre austero, fiel, compasivo y valiente,
que hablaba con Dios como con su madre,
que hablaba de Dios como de su madre,
que hablaba con cuentos sencillos
y con tanta autenticidad que molestó a los que se sentían más que los demás.
Y yo creo que está vivo, más que nadie,
y que en él, más que en nadie,
podemos conocer a Dios
y creo que viviendo como él vivió encontraremos la verdadera plenitud y sabremos vivir mejor.
Y doy gracias al Padre
porque Él nos regaló este Niño
que nos ha cambiado la vida,
y nos ha dado sentido y esperanza.
Yo creo en ese niño pobre,
y me gustaría parecerme a él.
José Enrique Galarreta, sj