Habla la Vida,
no en palabras ni versos,
no en poemas ni cantos,
no en susurro,
no en grito.
Habla, primero,
al abrazar al herido
y dar agua al sediento,
al partirte un poco la espalda
para cargar con los abatidos
(¿quién, si no, tirará de ellos?)
Habla la Vida,
en el perdón sincero,
en el respeto,
en un amor de hermano,
de amigo,
de amante eterno
en la mesa dispuesta
para saciar al hambriento.
Si la Vida calla,
el poema, el grito, el canto…
…es verbo hueco.
Pero si cantan las obras,
si recita el gesto,
si grita la vida,
eso es evangelio.
José María Rodriguez Olaizola, sj