16 y 17 de septiembre: La Noche de los Lápices y el día del profesor, respectivamente. Dos sucesos que tienen poco que ver el uno con el otro, pero que nos sirven para repensar la educación en este clima de incertidumbre que hoy vivimos.
Un día como estos, pero de 1976, los grupos de tareas de la última dictadura llevaron a cabo una serie de secuestros y asesinatos en la ciudad de La Plata, privando de su libertad a una decena de jóvenes bajo la excusa de sublevación por pelear por el boleto estudiantil. Muchos de ellos jamás volvieron a sus hogares.
Tenían entre 16 y 18 años, siendo en su mayoría menores de edad. Algunos estaban comprometidos con causas sociales, pero no todos. La persecución política y el terrorismo de estado los llevó a la tortura y en muchos casos a la muerte.
¡Sin el derecho a la educación no hay libertad plena, que es la que permite a cada persona ser actor de su propio destino!
— Papa Francisco (@Pontifex_es) 7 de septiembre de 2018
Por otra parte, el 17 de septiembre de 1894 falleció José Manuel Estrada, docente, periodista, político y pensador argentino, cuya experiencia de vida hizo que hoy se recuerde a este como el día del profesor. Además de su gran trayectoria académica y política, Estrada fue un defensor de las ideas y el culto católico, en un contexto social de promoción de la educación laica y demás cambios sociales que iban a contramano con su forma de pensar.
A tal punto fue consecuente con su pensamiento, que por defensa de su fe llegó a perder sus cargos, cuando fue destituido de su puesto como rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, y de su cátedra de Derecho Constitucional y Administrativo en la UBA, entre 1883 y 1884. Durante sus últimos años fue diputado nacional, se incorporó a la Unión Cívica (luego Unión Cívica Radical) y fue ministro en Paraguay.
En el día de hoy probablemente no seamos perseguidos o destituidos por nuestra forma de pensar, o por lo menos, sabemos que contamos con más derechos para poder hacernos oír más allá del contexto de cierta intolerancia actual.. Una vez más, Cristo nos anima a ser consecuentes con nuestras ideas y a no ser tibios ni tampoco dejarnos llevar por la masa. Pidamos al Señor que nos acompañe y nos guíe en medio de la alta gama de matices que componen nuestra realidad.
Ignacio Pueyo