Bajando los montes me ves, Pastor Fiel.
Conoces mis manos, conoces mis pies.
Cautivo en mis miedos, me pierdo de ti,
Puerta siempre abierta de un sólo redil.
Contigo a mi lado ya no temo más;
por verdes praderas me llevas a andar.
Confío mi vida, enséñame a amar.
Firme es tu cayado, camino de paz.
Dame tu alegría, Señor, toma mis temores
Guía tú mi senda, Buen Pastor;
lléname de vida, reconozco hoy tu voz.
Cada vez que llamas te escucho, Pastor:
“Sigue mis pasos: justicia y amor”;
los cercos se abren, Liberador.
Dame tu alegría, Señor, cárgame en tus brazos.
Guía tú mi senda, Buen Pastor;
lléname de vida, reconozco hoy tu voz.
Lléname de vida, reconozco hoy tu voz.
Cristobal Fones, sj