Gracias Jesús,
por invitarme de nuevo a ir
contigo,
a otra parte.
Gracias
porque a mis quejas
y cansancios estériles
respondes
atrayéndome a ti,
y renovando el deseo
vivo y siempre alegre
de seguirte,
de marchar contigo.
Gracias
porque a tu lado,
siento fuerza
para decir a otros que vengan,
que vamos juntos,
contigo,
a otros lugares,
a cualquier lugar,
al fin del mundo.
María Rita Martín