Pudo sernos dolor y fue alegría.
Final… y fue comienzo y alborada.
Porque a veces se da… y frente a la nada
la plenitud nos crece como un día
que no va hacia la noche y su acabada
sombra tenaz, amenazante y fría,
sino día que esgrime la osadía
de ser luz, sólo luz empecinada.
pudo sernos aquello que temía
el corazón cuando agotado estalla
en la desesperanza y la agonía
que lo aleja de Dios… Pero Dios calla
para decirnos más. Y se extasía
feliz el corazón tras su muralla.
Osvaldo Pol, sj