El clásico de la paz

River y Boca nos regalaron en el día de ayer un superclásico por demás de entretenido, tanto para los simpatizantes de uno u otro, como para los neutrales. Por otra parte, más allá del resultado deportivo y del 2 a 2 en la Bombonera, hay que destacar el buen comportamiento de la gente y la enorme paz con la que se vivió el evento.

El fútbol puede definirse, parafraseando a Sigmund Freud, como un caldero de pulsiones. Desgraciadamente en nuestra actualidad, muchas personas viven los encuentros deportivos como verdaderas batallas, lo que hace quedar al deporte rey como un verdadero foco de violencia. Sin embargo, el ejemplo que ayer nos brindaron los hinchas y los jugadores de River y Boca fue sin dudas para imitar.

Millonarios y Xeneizes disputan la que es sin dudas la final más importante de la historia de cada uno de ambos conjuntos. Ya se habían cruzado muchas veces en partidos definitorios, pero en este caso, la final de la Copa Libertadores de América es el escenario más grande que jamás los encontró dirimiendo frente a frente. En este marco, más de uno estaba esperando la nota sobre los disturbios y destrozos que algún grupo de inadaptados provocara antes o después del partido.

Nada de eso sucedió. Si bien el encuentro se vivió en La Boca sin hinchas visitantes, los riverplatenses acompañaron al micro que trasladó a su equipo con suma pasividad, y quienes asistieron a la cancha lo hicieron con mucha tranquilidad. Esto es una lección para todos aquellos que señalan que el  fútbol genera violencia. El deporte jamás puede generar violencia. El desorden siempre es provocado por grupos de personas, a veces con intereses personales, políticos o económicos, pero jamás por el hincha común, el que quiere disfrutar de un buen evento como el vivido ayer.

Pidámosle a Cristo poder llevar paz no sólo a nuestros ámbitos deportivos, sino a todos aquellos espacios en los que nos movemos. La tolerancia y la paciencia son virtudes que se siembran y son fundamentales para poder disfrutar de una vida en sociedad en paz.

Ignacio Pueyo

Foto: Reuters

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