El que ama siempre se arriesga.
Se arriesga a no descansar mucho,
a renunciar a gustos,
a salir herido,
a no recibir respuesta,
a que las cosas no salgan como él quiere,
a descubrirse yendo en contra del mundo,
a nunca sentirse conforme,
a no ver frutos pero sí más campos para sembrar,
a andar inquieto buscando,
a seguir yendo por algo más grande que lo de ahora,
a no tener todas las seguridades,
a no encontrar todas las respuestas,
a sentirse frágil y pequeño,
a ser rechazado,
a tener que dar más,
a permanecer siempre en crecimiento,
a ser perseguido…
Sí, el que ama siempre corre riesgos
pero hay un riesgo más grande que todo
y es el riesgo de ser FEliz.
El que pierda su vida por Mí, la encontrará
(Mt 16,21-27)
Luz Huríe