Señor, un día tus sueños se entrelazaron con los míos,
tomaron nueva forma,
crecieron y se hicieron posibles.
Me costó creer en ellos
pero Vos permanecías eligiéndome en mi pequeñez;
Tu insistencia nuevamente venció.
Señor, te pido la gracia
de que en el trajín de la semana,
entre tanto andar y moverme,
no desvíe la mirada del horizonte.
Si llega el cansancio háblame de la ofrenda,
si me visita la preocupación
cuéntame de la esperanza,
si el miedo me estanca,
hazme saltar a tus brazos.
Que viva amando cada paso de hoy,
asombrándome de la aventura diaria
pero sin olvidar hacia dónde voy,
sin enviar al fondo los anhelos que Vos dibujas.
Señor, tus promesas laten muy hondo,
que la baldosa de cada día no descuide
sino que alimente ese sueño tuyo que soy.
Amén
Luz Hurie