Hágase, fue la palabra que eligió, para que se haga en ella, para que en ella se cumpla la voluntad del Padre, para que su vientre sea tierra santa, para que en ella se produzca la encarnación del Salvador.
Hágase, para confiar en el amor del Padre, para confiar en la promesa de Dios, para renovarnos, para salvarnos; hágase, para se hagan nuevas todas las cosas.
Hágase, para animarnos a decir si, un sí que desea comprometerse, que quiere arriesgar, que apuesta todo, un sí sin seguridades ni certezas de saberse luego portadora de una promesa.
Hágase, sin importar la misión que vendría luego, sin importar las dificultades, que nunca sería una razón para decir no.
Hágase, para que a pesar de las complicaciones, la cobardía no nos paralice al no tenerlo todo claro o asegurado de antemano.
Hágase, para que como su sí, el nuestro y nuestras ganas de vivir sean más fuertes que las dudas y las dificultades.
Hágase, para que se haga en mí, para que se haga en nosotros, según Su Palabra.
Priscila Torielli
Texto iluminado a partir del mensaje del Papa Francisco en la JMJ Panamá 2019