Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los humildes, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que construyen la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por hacer la voluntad de Dios, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados serán ustedes cuando los injurien y persigan, y digan contra ustedes toda clase de calumnias por causa mía.
Mateo 5, 3-11.