La fragilidad de la vida no te asuste
sino que te despierte.
No hay tiempo que perder,
hay que invertirlo en cosas buenas y eternas,
que no valgan la pena sino la alegría.
Si hay lágrimas se ofrendan:
Dios hace todo nuevo.
Que lo que emprendas construya puentes y
acerque al que está lejos.
Si no llega da vos el primer paso,
deja el orgullo a un costado.
No vivas con el puño apretado
ni con el ceño en la frente,
arruga el alma.
Anuncia que el Reino de los Cielos está entre nosotros
y que en ello se te vaya la vida.
Con pasión, con paciencia,
sin reservas, apostándolo todo.
No importa si te mojas o embarras,
si tenes frío o calor
o si tenes que arremangarte
cuando el motivo es el Amor.
Ama a Dios y para ello amate,
sólo así podrás amar a los demás como a vos mismo.
Uní tus manos con las de tus hermanos,
no te avergüences de lo mejor que puede haber entre nosotros: el Amor.
No reduzcas el Amor,
no lo limites,
no le pongas precio
que si alguno tiene,
ya Alguien lo pagó…
Luz Huríe