Debes amar la arcilla que va en tus manos.
Debes amar tu arena hasta la locura.
Y si no,
no la emprendas que será en vano.
Sólo el amor alumbra lo que perdura
Sólo el amor
convierte en milagro el barro.
Debes amar el tiempo de los intentos.
Debes amar la hora que nunca brilla.
Y si no,
no pretendas tocar los yertos.
Sólo el amor
engendra la maravilla,
sólo el amor.
Silvio Rodriguez