A veces, los mejores consejos aparecen en los lugares menos imaginados, las muestras más grandes de la humanidad las dan los animales y los pensamientos más profundos salen de boca de un niño.
Antoine de Saint-Exupéry nos habla de forma sencilla y poco esperada en su clásico “El Principito”, a través de algunas de sus frases célebres nos da consejos para vivir mejor el presente, siendo magia para los niños y enseñanza para los grandes.
En ocasión de su 70º aniversario, algunas de sus lecciones para recordar
“He aquí mi secreto: Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.
El Principito ama una rosa de su planeta que se asemeja en todos los aspectos a las rosas que observa en la Tierra. Pero su rosa es única porque la ha escogido. Es una rosa “única en el mundo”, porque le ha dedicado su tiempo. El Principito representa la espontaneidad de los sentimientos. A diferencia de nosotros, que en nuestro día a día pensamos con la cabeza, él, piensa instintivamente con el corazón al ver en su rosa sólo una flor. Nos recuerda que el amor, es lo más importante.
“Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pincho. Renunciar a todos tus sueños solo porque uno de ellos no se cumplió.”
Optimismo puro desde una perspectiva inocente, buscar nuestros sueños, no renunciar a ellos, no dejar que nada nos detenga a pesar de los contratiempos que podemos encontrar en el camino. El hecho de fallar una vez, no quiere decir que no haya otras oportunidades, o que estemos condenados al fracaso.
“Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte se esconde un pozo.”
En nuestras vidas, enfrentamos diferentes desiertos. Los grandes rechazos, peleas, duelos, fracasos, cambios, pérdidas, andamos sin brújula, perdidos en la nada. En medio del desaliento, resulta difícil ver la posibilidad de algo mejor, sin embargo es allí donde en alguna parte encontramos “el pozo”. Siempre en medio de la oscuridad, tiembla firme, la luz de la esperanza. Puede materializarse en un amigo que te acompaña, una nueva propuesta, en descubrir una nueva fortaleza, en Dios, hay cosas que despiertan una sonrisa y aligeran el alma.
“A veces tenemos que aguantar las orugas si queremos disfrutar de las mariposas”.
El Principito nos habla de la aceptación, de permitirse errores o equivocaciones propias o ajenas, de comprender. Soportar orugas, que pueden venir en forma de problemas, tropezones, antes de un logro. Pero que todas esas orugas aletean las promesas de las mariposas, de cada equivocación es posible aprender. Cada mariposa conlleva en sí, una oruga. Acumulemos en nuestro camino orugas y veremos muchas mariposas más.
Priscila Torielli