Es una misión increíble, un fin de semana fuera de la rutina donde Dios nos sonríe y nos une, nos llena de alegría y de regalos.
Pensaba que iba a dar algo, un consejo, un cariño, un regalo, pero, por el contrario, fue Dios, en las personas que nos recibieron, quien me dio a mí todo eso y más. Se me presento en tantos rostros de las comunidades de San Javier que visitamos y con los que compartimos un rato.
Me llevo algo de cada persona que nos abrió la puerta y fue reflejo del amor inmenso de Dios, así como también de las actividades recreativas con niños y adultos, donde las risas se contagiaron y Dios se reía y nos abrazaba a todos.
Es increíble lo que sentí ese fin de semana, donde los días realmente volaron y sentí a Dios minuto a minuto. Me sentí muy bienvenida por las comunidades, que nos estaban esperando y vi como chicos y grandes tenían preparado cosas para recibirnos, y compartir. Y escuché testimonios de las personas que nos recibieron, que aún con los muchos problemas que acarrean en su vida cotidiana, son muy felices.
En los momentos de oración compartidos pude ver cómo la fe de cada uno de los misioneros y de las personas que visitamos mueve montañas, y como Dios, que fue el que permitió que pueda tener este fin de semana increíble, me hablara en cada una de las personas con las que compartí.
Carolina Fleurquin
Grupo Misionero San Francisco Javier
Misión Noviembre 2016 – San Javier