Después de algunos días de decantar lo vivido, nuevamente confirmo que la experiencia de ejercicios es necesaria para hacer una PAUSA, y saber donde uno está parado hoy. En un mundo donde vivimos corriendo, y pasamos mas tiempo viendo una pantalla que a los ojos; donde en el único momento del día que estamos en silencio es cuando dormimos, y muchas veces estamos aturdidos de información que nos confunde y nos hace perder lo valioso del día a día.
Lo increíble de los ejercicios es que Dios es siempre el mismo, los puntos pueden variar o no. Pero uno siempre llega distinto. Y eso es lo lindo, como Dios puede hablar a través de la experiencia de vida de cada uno, con subidas y bajadas pero siempre de alguna manera algo termina quedando; algo profundo que ayuda o no a poder poner un Norte a volver con nuevas ideas o tal vez confundido, pero es signo de que se pudo mover un poco el alma y conocernos un poco más a nosotros mismo, algo de lo que no acostumbramos a diario.
Javier Toribio
Grupo Ignaciano de Animadores
Ejercicios Espirituales para exalumnos – Colegio de la Inmaculada