Brilla en los ojos un fuego que arde
y despierta una llama en mi corazón.
Nueva es la paz y mayor la alegría;
los mismos colores, mas otro el sabor;
es lo eterno que viene de ti.
Hoy dejo atrás esa vida de siempre,
me pongo en camino, me ordeno hacia el fin.
El amor me llama, conozco el deseo
aunque pesa en mi vida el honor.
Me hago más libre en busca de ti.
Sin miedo abrazo y sigo tus pasos,
busco el camino, voy peregrino.
Sin miedo me confío en tu gracia,
me pongo en marcha, tu amor me basta.
Sin miedo abrazo, sigo tus pasos,
busco el camino, voy peregrino.
Sin miedo me confío en tu gracia,
me pongo en marcha, tu amor me acompañará.
Este camino, al igual que otros muchos,
exige la lucha, no excluye el dolor.
Caben mis rodeos y mis pies cansados,
también esas voces que me hacen dudar.
Pero en mis noches, me aferro de ti.
Veo más claro: he de estar vigilante
a los vientos que en guerra se enfrentan en mí.
Luces, señales, banderas opuestas,
ofertas de gloria y prestigio fugaz.
no me acobardo, elijo a mi Rey.
Andrea Picciau, sj
(Traducción de Cristobal Fones, sj)