Las cosas no venían muy bien, no estaba encontrando mi lugar y me sentía como desanimada con todo. Tenía dudas acerca de seguir o no en la comunidad. Y fue ahí que los referentes de la comunidad del MAS (Movimiento Amar y Servir) propusieron la idea de ayudar a organizar las fiestas patronales de Alto Verde, me entusiasmaba mucho la idea de trabajar en el barrio. Sobre todo porque la primera fiesta que había que organizar era la de la Virgen de los Milagros.
Los Milagros es tan especial para mí. Fue el lugar donde me reencontré con Dios, hace un poco menos de 3 años. De a poco se fue convirtiendo en uno de los lugares más especiales, si no es el más especial de todos. Con cada viernes de tallercito de Manos Abiertas y gracias a las dos misiones de Pascua, Los Milagros se transformó en un motor para mi vida, estar ahí me llena el alma como nada. Por eso el hecho de trabajar junto a la gente de ahí, con los vecinos, con el padre Héctor y con mis compañeros de comunidad para organizar la fiesta patronal del barrio significaba mucho. Era una experiencia nueva que me iba a unir un poco más a ese lugar tan especial.
Intentamos organizar un día de misión para invitar a la gente del barrio pero no lo pudimos llevar a cabo. Lo que me preocupo un poco porque quería que la gente se sintiera involucrada y pudieran ir a celebrar la fiesta de la Virgen. El clima no ayudó para nada, llovieron dos semanas enteras y las calles del barrio estaban muy complicadas. Sin embargo, ese sábado, fue un día hermoso, había un sol fuerte y ninguna nube. Sin duda fue un regalo del cielo. De a poco y a pesar de las dificultades del camino, comenzamos la procesión desde el comienzo del barrio hacia la Capilla de Ntra. Sra. de los Milagros.
Me sorprendió mucho la cantidad de gente que esperaba para salir junto a la Virgen y también todas aquellas que se iban sumando a medida que avanzábamos hacia la Capilla. Muchas personas no se sumaban pero desde las puertas de sus casas cantaban o rezaban junto a nosotros. Fue muy emotivo, muy lindo ver y sentir cierta felicidad y paz en el ambiente. Sobre todo en este barrio que venía siendo golpeado por malas noticias.
Después de la procesión, compartimos una misa y cerramos la tarde con una merienda en el patio de la Escuela de oficios Papa Francisco.
Volví a mi casa con una consolación y una paz tan grande, que me hizo afirmar la decisión de seguir en comunidad, y sobre todo de que Dios nos guía siempre, hay que estar atentos a sus señales.
Me llevo grabado en el corazón, todos aquellos rostros en los que pude ver a Dios, sobre todo los de los más pequeños. Y muy agradecida a las personas que nos dejaron compartir esta fiesta hermosa.
Y en el mes de ELLA: ¡Viva la Virgen, Viva!
Victoria Leal
Movimiento Amar y Servir
Fiesta Patronal Capilla Ntra. Sra. de los Milagros 2018